27 de mayo de 2010

Little Joy - Little Joy (2008)


Valoración: 7/10

Mejor canción: Keep me in mind

Track list: "The Next Time Around", "Brand New Start", "Play The Part", "No One's Better Sake", "Unattainable", "Shoulder to Shoulder", "With Strangers", "Keep Me in Mind", "How to Hang a Warhol", "Don't Watch Me Dancing", "Evaporar".

¿Los Hermanos? Seguramente a poca gente le sonará. Grupo brasileño del que Rodrigo Amarante forma parte.

¿The Strokes? Éste le sonará a muchos más. Fabrizio Moretti es el batería de ésta famosa banda neoyorquina que es probable un icono mundial del garage/indie rock.

Estos dos músicos que comparten nacionalidad y gustos, empezaron a gestar en 2006 la idea de un proyecto paralelo a sus bandas, de dispar éxito y repercusión internacional. De este encuentro y de la suma de la cantante Binki Shapiro surge Little Joy, y dan a luz a su primer y hasta el momento único álbum, que lleva por título el nombre de la banda.

Little Joy - Little Joy (2008)

En este sorprendente y melancólico álbum, que combina influencias tan dispares como la bossanova, reggae y rock de carácter indie o alternativo, podemos encontrar 11 canciones donde es difícil encontrar puntos flojos o partes débiles del disco. En general es una obra muy sólida, con un ambiente y espíritu muy definido que entrega eficientemente lo que pretende, sin grandes artificios y con un carácter intimista que logra hablar a través de unas letras cargadas de nostalgia.

Desde el primer tema, "The Next Time Around", ya tenemos una idea clara de lo que nos vamos a encontrar. Ritmos suaves (un ukelele nos presenta el tema) con melodías insinuantes y cercanas. Probablemente sea éste uno de los puntos fuertes del disco, su capacidad para crear melodías que llegan al oído y transmiten el mensaje que la canción busca.

En ésta línea se mueve la primera parte del álbum, coqueteando con las raíces de la música brasileña en "Play the Part" y con el reggae en "No One's Better Sake" (donde la evidente aparición de una frase melódica de la conocidísima 'Starman' de David Bowie crea un carisma especial). La parte más suave y gentil pertenece a "Unattainable" y "With Strangers", donde Shapiro y Amarante se turnan para cantar con pausa y sentimiento sobre metas no alcanzables y amores perdidos.

Por si en este ambiente costaba reconocer a Moretti (que tiene un papel muy activo en la composición de todos los temas), y su papel en The Strokes, nos encontramos con "Keep Me in Mind", que bien podría haber estado presente en el último álbum de la banda americana (en vez de ése 70% de canciones prescindibles). De hecho a uno siempre le quedará el anhelo de escuchar éste buen tema cantado por Julian Casablancas.

El ánimo del disco va descendiendo gradualmente con "How to Hand a Warhol", "Don't watch me dancing" (una balada muy sentida donde Shapiro vuelve a tomar el mando), para acabar con "Evaporar", obra de Amarante y una suerte de homenaje a su tierra natal y un final muy suave para un disco que en definitiva es muy fácil de digerir y que no encierra más misterio que el de proponer un conjunto de canciones sencillas y efectivas.

Un agradable añadido a esa parte melancólica que toda colección debe tener.

10 de noviembre de 2008

Bringing It All Back Home - Bob Dylan - (1965)


Valoración: 9/10

Mejor canción: Mr. Tambourine Man

Track list: "Subterranean Homesick Blues", "She Belongs to Me", "Maggie's Farm", "Love Minus Zero/No Limit", "Outlaw Blues", "On the Road Again", "Bob Dylan's 115th Dream", "Mr. Tambourine Man", "Gates of Eden", "It's Alright, Ma (I'm Only Bleeding)", "It's All Over Now Baby Blue".

Mucho ha pasado desde que dejamos a Freewheelin' en el 63. Un artista normal hubiera dedicado un tiempo a evolucionar, pero Dylan no suele seguir una tendencia lógica ni normal, y en esto tampoco.

En 1964, Bob lanza 'The Times Are A-Chaning' y 'Another Side of Bob Dylan'. Estos son discos que siguen la línea de sus trabajos anteriores, si bien el primero recopila canciones de corte más político-social y "protesta" (éste término tan manido e imagino que odiado por el propio autor), aunque con ciertas canciones destacables.

De hecho, ambos son discos muy destacables y recomendables, pero quizás en un proceso de iniciación en el artista no sean tan importantes. 'Another Side (...)' es superior, y empieza a mostrar ese "otro lado" de Dylan que acabaría siendo tan importante. "Chimes of Freedom" y "My Back Pages" son dos temas imprescindibles contenidos en ese album.

Y como iba diciendo, en 1965 protagoniza un hecho fundamental en su historia particular y si cabe en la historia del mundillo, al aplicar a su música un tinte mucho más eléctrico, abandonando parcialmente ese carácter folk que era su seña de identidad hasta el momento.

Este hecho, que hoy en día seguramente no ocuparía más que unas líneas en algún artículo de presentación del nuevo trabajo, supuso escenas tan variopintas como públicos abucheando a Dylan y llamándole 'Judas', desde Newport hasta el Reino Unido. En el propio Newport, festival de folk al que el músico acudía cada año, Bob Seeger forcejeó con algún mánager del artista blandiendo un hacha y tratando de cortar los cables de la actuación, debido al volumen inusual de Bob y su banda.

Bringing All Back Home - Bob Dylan - (1965)

"Play it fucking loud"

Esa era la consigna de Dylan a sus músicos antes de una de sus actuaciones en el Reino Unido. El chico cuya conciencia era la voz de una generación y hablaba desde los corazones de los jóvenes, simplemente se preocupaba de subirse al escenario y ofrecer un espectáculo atronador y que no dejara indiferente a nadie. Y ciertamente lo lograba. Para ello tenía a su disposición unos temas completamente rompedores con todo su sonido anterior. El disco contaba con dos partes: la eléctrica y la "acústica".

Si nos ceñimos al sonido de la primera parte, nos encontramos con canciones variopintas, en su mayoría pertenecientes al rock que Dylan nos ofrecería en los años 60. Los punteos de guitarra eléctrica y el teclado se convertirían en señas de identidad de temas clásicos como "Subterranean Homesick Blues" o "Maggie's Farm".

El primero se acabaría convirtiendo en un clásico por el ritmo verbal de Dylan, considerado por algunos como una influencia para la posterior música Hip-Hop, lo cual no sería descartable, dado el interés por muchos afroamericanos por la música de este autor, además del videoclip de D.A. Pennebaker para la película "Don't look back", ampliamente reconocido. Y el segundo tema, "Maggie's Farm", fue considerado como una renuncia explícita a seguir en el mundo del folk, dado su contenido.

El ritmo duro de la parte eléctrica continúa en "Outlaw Blues", "On the Road Again" y "Bob Dylan's 115th Dream", temas de rock & roll puro y que además cuentan, como casi todas las canciones del disco, con una letra más que destacable.

Porque hasta ahora hemos hablado del sonido que presenta el album, pero bien merecen un párrafo las letras por las que es globalmente alabado su autor. Desde letras sonoramente espectaculares (como la de "Subterranean (...)", que abre el disco), hasta el surrealismo puro como "Bob Dylan 115th Dream", que tan solo podría ser un sueño de Dylan.

Ésta última canción hace un pequeño giño a un tema de Elvis Presley, y como en éste, la canción comienza con Bob tocando solo con su acústica, al más puro estilo de sus álbumes anteriores, cuando la risa le impide continuar, acompañada de la del resto de presentes en el estudio, que empiezan de nuevo, ahora con toda la banda sonando con más frescura que nunca. Nada mejor para representar el cambio sufrido en la música del autor.

La primera parte también contiene "She belongs to me" y "Love Minus Zero/No Limit", temas de otro ritmo pero igualmente destacables.

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Hagamos un pequeño parón, porque los dos lados del disco son como la noche y el día. En la segunda parte podemos ver una mezcla demoledora. El sonido anterior de Dylan y su "nueva" capacidad como escritor. Se dice que pasaba noches enteras ante su máquina de escribir, acompañado por el tabaco y por el insomnio. Y como resultado, algunas de sus mejores letras jamás escritas. Pero hablemos mejor de canciones, porque tenemos ante nosotros una de las mejores que podemos encontrar, en mi humilde opinión.

"Mr. Tambourine Man" abre la segunda parte del disco, y la podría cerrar si quisiera, porque entre sus versos podemos hallar una obra maestra de la música moderna. Sobran las palabras.

"Gates of Eden" (cuyo trasfondo también se asocia con su abandono al mundo folk), "It's Alright Ma (I'm Only Bleeding)" y "It's All Over Now, Baby Blue" son también obras prodigiosas, más bien dignas de ser calificadas como poesía musical, por la profundidad de sus letras. El nivel alcanzado por algunos de los versos asombra a propios y extraños, a aquellos que le criticaban por haberse vendido a la figura del 'rockstar y después encontraban el cénit del folk en el mismo disco, y a aquellos que 40 años después descubren su embrujo aún vigente.

21 de septiembre de 2008

Bluesbreakers with Eric Clapton - John Mayall's Bluesbreakers - (1966)


Valoración: 8/10

Mejor canción: Have you Heard

Track list: "All your Love", "Hideaway", "Little Girl", "Another Man", "Double Crossing Time", "What'd I Say", "Key to Love", "Parchman Farm", "Have you Heard", "Ramblin' on my mind", "Steppin' Out", "It Ain't Right"

Si el primer post comenzaba con uno de los músicos que más me ha marcado, el segundo no lo iba a ser menos. En esta ocasión hablaré sobre un trabajo en el que colabora (y de qué forma) el célebre guitarrista Eric Clapton. Prácticamente todo el mundo ha oído hablar de esta figura mítica, aunque no todos ellos lo conocen más allá que por ser el autor de 'Tears in Heaven'.

Pero son unos cuantos los que siguen a Clapton desde hace más de 40 años, epoca en la cual en su Inglaterra natal se podían leer pintadas literales: "Clapton is god". Bueno, no sé si merece tal calificativo, pero al ex-guitarrista de Yardbirds y Cream hay que colocarlo sin ningún género de duda entre los grandes de esto. Una de las figuras más influyentes en la música rock y blues, tanto en sus bandas como en solitario, donde alcanzó su mayor cota de éxito en los años 70.

Bluesbreakers with Eric Clapton - John Mayall's Bluesbreakers - (1966)

Después de abandonar the Yardbirds, según se dice debido a su giro hacia el pop más descarado, Clapton tonteó con los Bluesbreakers de John Mayall para formar tiempo después la famosa banda Cream. Pero hubo tiempo suficiente para grabar un álbum básico y ampliamente reconocido.

Eric dejó su banda anterior en búsqueda del blues que tanto le había marcado de hombres como B.B. King o Buddy Guy, y John Mayall y sus chicos le proporcionaron el escenario perfecto para grabar un disco que se acaba convirtiendo en una pieza esencial de este género. Aparte del propio John Mayall, autor de gran parte de las canciones del disco (y que aporta gran parte del sonido 'blues' con armónica y piano), co-existen John McVie (que acabaría siendo bajo en Fleetwood Mac) y Hughie Flint a las baquetas.

Nos queda pues un guitarrista intentando llegar al mítico 'crossroads' en el que Robert Johnson vendió su alma y lo hace con una Gibson Les Paul Standard bajo el brazo, tipo de guitarra que se volvió a fabricar tras varios años de parón gracias en parte al influjo de Clapton. Con estos datos ya tenemos suficiente como para afirmar que el auténtico protagonista del disco es dicha guitarra y el buen hacer de su dueño, en un entorno estupendo para brillar.

Tanto que el segundo tema del disco "Hideaway", define perfectamente la obra, un tema instrumental donde la mano endiablada de Clapton entrega una lección maestra y un regalo para los oídos. Tanto es así que a uno le entran ganas de hacer callar a Mayall en siguientes canciones y volver a este tipo de sonido.

Más tarde la furia se traslada hacia el batería, que pidiendo su cota de espacio nos "regala" un solo de dos minutos en "What'd i say", ciertamente prescindible, al menos en cuanto a su duración. Como podemos comprobar, todo el mundo tiene su momento para brillar, como más tarde John Mayall haría con su armónica en "Another Man".

Estos temas y "All Your Love", "Parchman Farm", "Ramblin' on my mind", "Steppin' out" y "It ain't right" son bien arreglos o directamente versiones de otras canciones (de autores de renombre, como Oris Rush, Ray Charles, Freddie Kings o Robert Johnson), dado el espíritu del grupo de transmitir el sonido "en vivo" de la banda y de contentar a cierto sector de público. Y no cuesta entender por qué, muchas de ellas son propicias a las delicias de Clapton con su guitarra (o la primera canción cantada por Eric, "Ramblin' (...)" de R. Johnson) o del propio Mayall con su armónica.

Pero también hay espacio para la propia esencia de la banda, con composiciones propias, que salvo en el caso de "Double Crossing Time" en la que Clapton también colabora, Mayall es el autor de todas ellas. Y según sus propias palabras, bastante influenciado por un amor de entonces, una tal Christine. Así son pues "Little Girl", "Key to Love" y "Have you Heard", probablemente los momentos más dulces que alcanza el album, con bastante protagonismo de instrumentos más propios del jazz en las dos últimas, que dan un toque especial al sonido.

He gastado muchas letras hablando sobre los entresijos del album, pero es que lo verdaderamente interesante sobre el mismo, es comprobar por uno mismo hasta donde llega la complicidad y el buen hacer de sus autores. Su imagen principal, Clapton, recogió influencias del otro lado del océano para convertirse probablemente en el guitarrista más reconocido de su generación, y el absoluto rey del instrumento hasta la llegada de Hendrix unos años más tarde en lo que sería una bonita "lucha" por el trono.

Tenemos pues ante nosotros una gran obra más para la "biblia del Blues", con un sonido único gracias principalmente a Eric Clapton y John Mayall, que cargan de sabor un disco clásico, que con más de 4 décadas a sus espaldas sigue sonando igual de apetecible que el primer día.